top of page
  • Foto del escritorVictor GP

Sobreviviendo 4 días en el Amazonas

Actualizado: 21 mar 2019

Decidimos ir a pasar las navidades a Brasil, aventura entre pirañas.

Fuimos a #Brasil, después de pasar año nuevo en Rio de Janeiro, volamos a #Manaos para vivir una experiencia de supervivencia en el #Amazonas. Nos moviamos en una piragua por el Río Negro del Amazonas donde pescamos pirañas y dormíamos o en la playa o dentro de la jungla, colgando hamacas entre árboles. Hacíamos fuego para cocinar lo que teníamos o habíamos pescado. También pasamos un día entero con una tribu de indígenas, nos cocinaron y bebimos su bebida a base de maíz fermentado.

Una piragua que se hundía, una linterna que funcionaba a golpes, 3 pollos, una caña de pescar, hamacas y algo de ropa. Con eso sobrevivimos 4 días en la jungla.

Año nuevo en Río de Janeiro: la fiesta blanca de Copacabana e Ipanema

Volamos a Río de Janeiro, yo desde San Francisco y mi amigo Morgan desde Buenos Aires, yo llegue un día tarde porque, para variar, United Airlines me dio problemas, me canceló el vuelo y tuve que volar al día siguiente. Desde aquí recomiendo evitar esa compañia aérea si es posible.


Celebramos año nuevo en Copacabana (en Ipanema también se celebra, pero ahí no fuimos), se reúnen mas de 2 millones de personas en las playas de Río en este evento, todos visten de blanco y en las playas hay conciertos, es inmenso. A las 12 de la noche se lanzan los fuegos artificiales más espectaculares que nunca he visto, duran mucho rato y van de lado a lado de la playa de Copacabana.



Supervivencia en la selva de Manaos

Volamos a Manaos, una ciudad de 1.8 millones de habitantes en el corazón del Amazonas.

Nos alojamos en Local Hostel con una buena experiencia, recomendable, y al día siguiente empezamos la aventura.


Nos apuntamos a este tour con Amazing Tours, esta empresa ofrece varios tipos de tours, los elegimos porque buscábamos una aventura de verdad, no un tour sencillo adaptado a niños y gente mayor. Todos los que encontramos no ofrecían algo tan 'salvaje' como esta empresa.

El tour consistía en pasar 4 días en la jungla sobreviviendo con lo que la madre tierra nos ofrece (más o menos) y sin saber mucho más, ahí nos metimos.


Nos llevaron en un bus al punto de reunión, ya en la selva, donde nos juntaron con unas 20 personas más que iban a realizar otro tipo de tours. El sitio era curioso, debido a la crecida del río, estaba todo inundado y las casas eran casas flotantes, preparadas para este tipo de subidas del agua, que nos dijeron que pueden alcanzar varios metros.


Ahí nos montamos en un pequeño barco y navegamos media hora hasta un hotel que la empresa tiene en la selva. En ese hotel distribuirían a la gente en sus respectivas aventuras. Resultó ser que todos se quedaban en el hotel en modo relax y nosotros fuimos los únicos en realizar la supervivencia de 4 días.



Nos dijeron, este es vuestro medio de transporte para estos 4 días. Una piragua de no mas de 5 metros con un motor pequeño. Nos presentaron a nuestro guía, un chico de 22 años que ni hablaba inglés ni español, pusimos nuestras mochilas en la piragua y el guía puso el resto:

  • 20 litros de agua

  • Una nevera con hielos, 3 pollos, huevos, arroz y naranjas.

  • Una garrafa de gasolina

  • Un plastico para cubrirnos de la lluvia

  • Una caña de pescar

  • 3 hamacas

Primer día: noche en una playa de Río Negro

Salimos del hotel en nuestro yate de lujo y durante una hora, fuimos por el Río Negro hasta llegar a una playa. Al principio, había tensión porque la piragua parecía bastante inestable, mientras el guía se reía de nuestra cara de susto, nos decía que achicaramos el agua que se colaba por los agujeros con media botella de plastico que tenía por ahí escondida. No parecía que nos fuéramos a hundir, pero el hecho de tener que hacer eso, hacía que todo fuera más interesante.


Antes de llegar a la playa destino, tuvimos que parar en otra playa, porque venía un tormentón enorme que nos hubiera hundido. En el amazonas, las lluvias torrenciales intensas pero cortas son muy comunes.

Amarramos la piragua y nos refugiamos como pudimos entre unos árboles, cuando acaba la lluvia, al volver a la piragua, me ocurre algo que nunca olvidaré.


El ataque de los perros:

Aparecieron dos perros enfurecidos, ladrándome, sacándome los dientes y que seguramente tenían la rabia (de la cual yo no me había vacunado). Yo, siguiendo lo que había leído de como actuar cuando un jaguar o un oso te atacan, no empecé a correr, sin quitarles la mirada empeze a caminar despacio hacia atrás direccion al río, pensando que si me metía al agua ya no vendrían a por mi, amenazándoles con una bolsa donde tenía mis botas. Cada vez se acercaban más a mi y el río aún estaba lejos, no me daba tiempo a llegar, los tenía a menos de un metro y cada vez estaban más agresivos. Cuando pensé en empezar a correr hasta el río, mi salvador apareció. Otro perro, no más grande que los otros dos, vino corriendo no se sabe de dónde, yo ni lo escuché, y se tiró al cuello de uno de los otros, empezaron a pelear durante unos segundos, ganó y fue a por el otro perro, también ganó, me miró, me metió cuatro ladridos como diciéndome 'vete de aquí ya si no quieres problemas!' y claro que me fui, conseguí llegar al agua, al lado de la piragua a la que me subí. Es increíble lo inteligente que son los perros, como el perro salvador supo poner firmes a los otros dos porque si no, sabía que hubiera habido problemas después, por supuesto, era el jefe de su manada.


El camping:

Continuamos y llegamos a la playa donde decidimos pasar la noche. Morgan y yo no sabíamos que teníamos que hacer, el guía se puso a hacer todo él, le ofrecimos ayuda y con él montamos las 3 hamacas, pusimos el plástico para cubrirnos en caso de lluvia, buscamos madera e hicimos fuego.



La cena:

El guía sacó una cazuela vieja y abollada, echó arroz, cebolla y sal y agua del mismo Río Negro. Abrió uno de los pollos, le echó limón y sal y lo clavó en un palo. Pusimos otros dos palos cruzados encima del fuego y ahí colgamos el pollo para que se hiciera a la brasa.

El truco de cocinar con estos palos cruzados es que tienen que ser de una madera más verde que la que estas quemando, así aguantan más y al no quemarse no se parten, aunque bueno, más de una vez se nos cayó el pollo al fuego... un poco de sabor a madera quemada nunca viene mal.

Hasta ese momento no habíamos pensado como íbamos a comer el arroz, no teníamos platos ni cuchara ni tenedor ni nada. Nos fabricamos unos platos con hojas grandes, y la cuchara... pues tuvimos que usar las manos.


La noche:

Después de cenar no había mucho que hacer asi que intentamos buscar animales nocturnos, buscábamos especialmente el yacare, que es caimán en portugués, pero no lo conseguimos. La verdad que estar caminando de noche en una playa llena de manglares y sonidos de animales de todo tipo te ponía la adrenalina un poquito alta. Pudimos encontrar una especie de monos muy raros, lagartos de muchos colores y roedores, pero nada espectacular. Por suerte, no era temporada de serpientes.

Después, a dormir en nuestras queridas hamacas, por supuesto, sin mosquiteras. Nos pusimos bien de antimosquitos y aunque había bastantes, no nos picaron mucho, solo en los pies.

Para reducir la posibilidad de que te piquen, duerme con pantalón largo y manga larga, y no pasaras calor, la noche del amazonas refresca.


Segundo día: pesca de pirañas y noche en una plataforma flotante

Nos despertamos y después de hacer otro fuego para cocinar unos huevos para el desayuno, nos montamos en nuestra piragua para ir a otra playa e intentar pescar pirañas en unos manglares. No lo conseguimos.

Después de horas intentandolo sin que picaran, decidimos volver a cocinar otro pollo con el mismo método que el día anterior, esta vez no tuvimos que comer con las manos, aprendimos a fabricar una cuchara con un cuchillo y una rama verde. Esta vez usamos unas botellas de plástico que encontramos flotando en el río, aquí todo se recicla.


Nos adentramos en el río buscando pirañas:

Como no conseguimos pescar pirañas, nos adentramos en lo más profundo del río, entre manglares, bastante lejos de cualquier costa y con nuestra piragua que no daba nada de confianza.

El agua estaba completamente plana, no había nada que la moviera, solo nuestra piragua. El agua era un espejo perfecto, y llegó un momento que no se diferenciaba lo que estaba debajo del agua de lo que estaba encima, daba la sensación que la piragua estaba volando, incluso llegué a sentir un poco de mareo por no tener referencia del suelo y el cielo.

Paramos y echamos un trozo del último pollo que quedaba al agua para que vengan las pirañas. Sacamos la caña de pescar y dos hilos con un anzuelo cada uno, les ponemos un trozo de pollo a los anzuelos y a pescar tirando de un hilo. Las pirañas estaban ahí, se nota como las gotas de lluvia en el agua, pero son esos animales dentudos asomándose. Se comían el pollo y sacábamos los anzuelos vacíos, hasta que al final conseguimos pescar 3 pirañas, dos pequeñas y una grande. Cuando Morgan sacó la grande, con los nervios la piragua se balanceó tanto que casi caemos al agua... si eso pasa, hubieramos sido devorados por esos peces tan amistosos que estabamos pescando.


Cenando pirañas y a dormir en una casa flotante:

Se hizo de noche, y volvimos con la piragua, a dónde ibamos? creo que no lo sabíamos ninguno, ni siquiera el guía, el camino era largo y la linterna que llevábamos se apagaba y solo funcionaba a golpes. Nosotros estábamos preocupados, porque estar de noche en medio del Amazonas, lleno de pirañas y caimanes en una barca que se hunde y perdidos... no era lo más ideal, pero queríamos aventura no? pues ahí la teníamos, si todo son buenos momentos, la aventura no es realmente aventura.

De camino nos encontramos con una casa flotante, por lo visto es un sitio donde llevan a turistas a ver delfines rosas, ahi vivía una pareja que por suerte el guía los conocía, y nos dejaron dormir ahí y cocinar nuestra pesca. No dormimos en la casa, pero en la parte exterior donde aglutinan a los turistas, en nuestras hamacas.

Las pirañas estaban deliciosas, tienen buen sabor y son suaves.


Tercer día: experiencia indígena y noche dentro de la jungla

Nos despertamos en la casa flotante y cae el diluvio. Solo con ver los videos lo entenderéis, y ahí está nuestro guía evitando que nuestra piragua se hunda, sacando el agua con esa botella de la que hablaba antes.



Delfines rosas:

Al estar en un sitio para que los turistas vean delfines rosas, nosotros nos despertamos y fue lo primero que vimos, y gratis! Los que vivían ahí les dieron de comer y los vimos en primera fila, todo para nosotros.


Experiencia indígena, casa de Julio:

Para de llover y nos dirigimos a un poblado indígena, allí nos reciben con un ritual que hacen para los turistas, los turistas se van y nos acercamos a una casa donde nos recibe Julio.

Julio y su amigo (tenía un nombre muy dificil, no lo recuerdo) nos abren la puerta de su casa y nos dan de comer parte de su comida. Era un pescado hervido con un chile muy picante y pollo frito. Estos indígenas estaban ya algo modernizados debido a la cercanía con Manaos, cocinaban con cazuela, sartén y tenían un hornillo de gas. Habían puesto luz en el poblado 4 meses antes y los niños iban a la escuela en una barca que pasaba por los poblados indígenas para llevarlos a un poblado más grande donde estaba la escuela.

Tuvimos la suerte de que Julio y su amigo hablaban español, ellos provenían de la amazonia Colombiana y un día decidieron ir hacia el sur por el río hasta que encontraron este poblado y se quedaron.

Resulto ser que Julio estaba huyendo de su poblado Colombiano, su orientación sexual no era muy bien vista allí y en este poblado de Brasil lo aceptaron tal y como era.

Después de comer empezo a llover, y en vez de irnos, nos quedamos hablando en su casa, nos caímos tan bien que fueron a por 'chicha', una bebida alcohólica que ellos preparan a base de fermentar maíz, estuvimos bebiendo y al final acabaron los dos borrachos como una cuba, nosotros no porque la verdad que el sabor de esa bebida no era muy apetecible, pero si bebimos unos cuantos vasos.

Incluso nos dejamos hacer unos tatuajes indígenas usando una pintura que proviene de una fruta.


Noche dentro de la jungla:

Como nos hicimos amigos, decidieron pasar la noche con nosotros en la jungla. Hicimos un treking de media hora, y como no, trajeron ni más ni menos que 6 litros de 'chicha' porque decían que teníamos que pasar toda la noche bebiendo con ellos... estaban borrachos, y bueno, Julio se enamoró un poco de mi!

Cuando llegamos, pusimos las hamacas, hicimos fuego y cocinamos, como no, pollo. Después contamos historias de las que hablaré más adelante y empezamos a beber. Estaban ya tan borrachos que ni se les entendía lo que decían, el hijo del amigo de Julio, de 12 años, también vino, y bebía como el que más, pero nunca se emborrachaba, ese niño era de acero! Cuando llegaron las 2am, el niño de 12 años tuvo que llevarse a su padre a casa porque no se manteía en pie, caminando de noche por la selva, descalzos y sin linternas!

Luego nos fuimos a dormir, y Julio no quería dormir, mientras el resto dormíamos, empezó a cantar y a gritar a los dioses, mientras corría de lado a lado de la selva, se volvió loco... a las 6am, dejamos de oirle y desapareció, se volvió a su poblado. Todo una experiencia.


Historias indígenas interesantes

Los indígenas nos contaron muchas cosas de sus costumbres bastante interesantes, resumo algunas.

Doble religión:

Creían en dos religiones, la católica, impuesta por los conquistadores, y su religión original de multiples dioses. Dicen que ambas son compatibles dado que sus dioses solo están relacionados con la naturaleza y la jungla.

Medicina:

Ambos eran médicos en la tribu, cada uno tenía su especialidad, dicen que podían curar casi todas las enfermedades solamente con lo que la jungla les da, y cuando no lo conseguían era porque era una enfermedad traída por el hombre blanco, y en ese caso llevaban al enfermo a Manaos. Lo más sorprendente fue que el amigo de Julio, decía que podía curar fácilmente la picadura de una cobra, cuando estaba borracho lo conseguimos sacar el secreto, el enfermo tenía que comerse un chile muy picante, estar varios días en ayuno, solo bebiendo agua, y el veneno terminaría por desaparecer. Dice que ya había salvado la vida a 3 de sus paisanos.

Ayahuasca:

Quise sacarles información sobre esta planta que está tan de moda, pero parecía que no querían hablar de ella, supongo que porque la consideran sagrada. Al final Julio me dijo que la probó una vez y lo primero que me dijo es que es algo muy peligroso, que te puedes volver loco y no se debe tomar sin una razón de peso.

Matrimonio:

Esta para mi es la más loca e interesante. Les preguntamos que como se hacían los casamientos en la tribu y nos respondieron que cualquier hombre puede robar a cualquier mujer de otra tribu, es decir, un hombre puede ir a otra tribu y secuestrar a cualquier mujer para obligarla a ser su esposa. La mujer no puede negarse, y el padre de la mujer tampoco. Nos sorprendió tanto que nos pareció muy raro que el padre no pudiera hacer nada, pero nos respondió que no hace nada porque el padre en todo momento sabe como está su hija, si el padre tiene pesadillas, es que su hija esta sufriendo, entonces el padre a través de los sueños hará que el marido de su hija sufra, si no tiene pesadillas, es que su hija es feliz. A veces, después de muchos años, las hijas vuelven a visitar a sus padres, pero no están obligadas, asi que puede que un padre de un día para otro no vuelva a ver a su hija nunca más.


Cuarto día: regreso

Del cuarto día no hay mucho que contar, nos despertamos en la jungla, recogimos todo y después de despedirnos de Julio y su amigo, regresamos al hotel de inicio. Sabéis que nos esperaba de comer? Pollo.

Nos dejaron darnos una ducha, menos mal porque esa misma noche volábamos yo a Miami y Morgan a otra ciudad en Brasil.

68 visualizaciones0 comentarios

Entradas Recientes

Ver todo
bottom of page